Esperas con valor añadido

 EL TREN PUEDE PASAR HASTA TRES VECES

En dos años consecutivos, en dos ocasiones, en la misma postura, durante una batida a los jabalíes, tuve la suerte de poder ver un corzo que me entró siempre por la espalda y al galope alertado por los canes que seguían algun marrano.
El individuo parecía un buen ejemplar, ágil, fuerte y de complexión robusta, con unas cuernas bastante largas.
En una de las dos ocasiones lo pude meter en el visor cuando de repente se paró en medio del campo para escuchar lo que hacían los perros, la gran distancia y el factor suerte de mi subconsciente frenaban mis impulsos. Aproximadamente unos 200 metros de siembra separaban mi instinto del futuro deseo.
El tiempo de batidas ya ha pasado y ahora tocan los recechos al duende.
Mi trabajo era averiguar las carencias del protagonista, encontrarle sus rutas, sus restaurantes preferidos,...
Una gran pista fue el momento en que ví cerca de un campo de alfalfa, mordido en varios de sus bordes, un rebrote de roble con una escolladura que delataba las cuernas del duende buscado.


Recechos y esperas que tras los fracasos de no ver la entrada del animal deseado, ayudan y motivan aún más el repetirlas. Siempre te queda la esperanza del mañana, un dia entran los jabalies, otro la liebre, otro se posa un pinzán a 50cm de tu cabeza, otro un corcete y una corza, en fin, que cada dia es un mundo y cualquier cosa diferente a la rutina diaria se convierte en una aventura dificil de contar, recomiendo vivirla.

Ese es el valor añadido de las esperas, una vez fusionado con el monte, sus habitantes te tratan como parte de él, formas parte del monte y entonces puedes urgar en sus entrañas y controlar sus censados.

Pues en la espera del dia señalado, me aposté como siempre al pie y sombra de una buena encina, eran sobre las 18'30h, el dia seguia tapado, gris y de vez en cuando caían dos o tres gotas que antes de llegar al suelo quedaban evaporadas. Miro a un lado, miro al otro lado, nada, es lo normal, nadie te avisa. Pasan las horas y en una de ellas el sol sale del lado oscuro y cubre todo el campo de alfalfa como despidiendose de él hasta el próximo día, maravillosa imagen.


Pues como por arte de magia, como normalmente actúa el duende, después de este soleamiento, vuelve el gris, giro la cabeza y,.......ahí estaba. Impresionante, tranquilo iba despuntando sus brotes seleccionados, sus ultimos brotes, los brotes del viernes 13.




El tren pasó 3 veces y decidí cogerlo, no en vano, con todos los respetos que merce.




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